domingo, 24 de marzo de 2013

Papa Francisco. Estudio grafológico de su personalidad


Papa Francisco
(Jorge Mario Bergoglio)


Análisis grafológico de su personalidad

En el área intelectiva cuenta con una mente clara y un juicio recto que le posibilitan ver las cosas en su justa medida. Si bien se aprecia una marcada sensibilidad, ésta no le lleva a tener apreciaciones subjetivas, pues su razonamiento siempre está al mando. Capta las ideas de manera instantánea, debido a esa percepción dada por su sensibilidad innata, y después las pasa por la criba de todo un proceso reflexivo, donde delibera, concatena ideas, las madura, profundiza, procurando llegar siempre al fondo de las cuestiones, y desde ahí alcanza sus conclusiones.
Ese cariz sensible de su personalidad, que su mente disciplinada conduce adecuadamente, le aporta toda una riqueza de matices en lo que percibe, permitiéndole captar sensaciones, sentimientos y tonalidades que a otros les pasan inadvertidas.
Como en el resto de los campos de su personalidad, donde organiza, planifica y ordena, lo mismo hace en la faceta del intelecto, estructurando muy bien sus ideas. Es atento en todo lo que hace y no puede ser menos en sus pensamientos. Eso le facilita el aprendizaje y la aprehensión de cada concepto.
Se advierte en el pontífice una intensa curiosidad intelectual. Es un hombre siempre deseoso de seguir aprendiendo, de pensamiento profundo que le incita a encontrar respuestas a todo, a llegar al fondo, a buscar los porqués.
Su pensamiento es pragmático, muy encaminado a hallar respuestas para solucionar problemas.

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En el campo del trabajo, es una persona vital, en permanente actividad.
Disciplinado, inicia su labor planificándose, sopesando las prioridades, jerarquizándolas y luego, se mantiene perseverante en lo que ya ha planificado.
Con un elevado sentido de la responsabilidad, encara sus tareas con la percepción de no poder lograr todo lo que se propone, dado el nivel de autoexigencia que se coloca a sí mismo. No obstante, sólo es una percepción inicial, porque el coraje, la fuerza interna, su nivel de disciplina y su persistencia en todo lo que emprende hace que, finalmente, logre alcanzar su objetivo sobradamente, sin haberse dejado debilitar por los obstáculos que se haya encontrado por el camino.
Es cuidadoso y concienzudo en lo que hace y no suele dispersarse cuando se pone ante sus responsabilidades. Ello hace que su productividad sea alta y su acabado sea esmerado.
De modo innato tendería a la acción más rápida y a las decisiones más prontas, pero en el Santo Padre, por encima de todo, prima la prudencia, la disciplina y el método. Así pues, sus impulsos quedan refrenados y supeditados a lo que considera es lo más juicioso.
La motivación de su actividad está muy impulsada por la ayuda a las personas. Las necesidades humanas y la búsqueda activa de la solución a ellas son el motor que le mueve.

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En las relaciones interpersonales es una persona cálida de corazón y correcta en las formas.
Muy capaz de relacionarse de modo profundo con las personas y de mantener vínculos sólidos a lo largo del tiempo. Estamos ante un ser humano leal en sus afectos y sensible en sus contactos.
Esa sensibilidad suya le hace tremendamente empático, es por ello que entiende y comprende desde lo más profundo el sentir de los otros. Y, si bien, se ha dicho anteriormente, que controla muy bien sus impulsos moderando su comportamiento, en el terreno afectivo, cuando palpa una necesidad humana, no siempre se detiene a reflexionar, si no que se lanza a la acción de ayudar inmediatamente.
La corrección, que es el sello de su comportamiento en todas sus facetas, le mantiene en una actitud siempre respetuosa con las normas, con las personas, con las formas…
Humilde y sin necesidad de protagonismo, se mantiene feliz concentrado en sus trabajos, investigando y aprendiendo siempre. Su acercamiento a los demás se produce llamado por su corazón generoso que se dona para ayudar. Ahí se producen vínculos afectivos solidarios.
Su carisma religioso no está enfocado a la actitud espiritual-contemplativa, sino que está muy a pie de tierra, enfocada a la resolución de problemas. 
Su personalidad viva, empática, curiosa y perspicaz sale a la luz a través de su sentido del humor. Un humor fino e inteligente por el que aflora esa viveza interior refrenada por la adecuación a las normas.

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Para finalizar podríamos agruparlo en dos facetas:
Aptitudes innatas: Inteligencia viva, sensibilidad, capacidad de análisis y profundización, vivacidad de carácter, decisión, gusto por la cultura y el aprendizaje, empatía, humildad, perseverancia, perspicacia y sentido del humor.
Actitudes adquiridas: Fuerte sentido del orden y la disciplina, obediencia y adecuación a los distintos ambientes y a sus normas, gobierno sobre sus impulsos, dominio sobre sus opiniones y freno sobre su curiosidad e impaciencia.
Esta aleación canaliza las capacidades naturales que el Santo Padre traía en su equipaje de vida, guiándolas hacia un aprovechamiento óptimo de las mismas y a una adecuación esmerada a los ambientes por los que transita.


Análisis grafológico realizado por Mª Ángeles Arteaga Pinto




(Muestras gráficas cedidas por Julio Cavalli)
Muestra escritural del año 2008




                                      Muestra escritural del año 2013. Recién elegido Papa





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